La sistemática explotación de mujeres indocumentadas, una realidad oculta bajo la alfombra de las buenas conciencias en Estados Unidos, fue expuesta ayer a través de un estudio elaborado por la organización Southern Poverty Law Center para denunciar una de las peores “crisis en el terreno de los derechos civiles” que aqueja a poco más de 4 millones de trabajadoras, la mayoría de ellas mexicanas.
Es el caso de Karina Díaz, una inmigrante originaria del estado de Morelos y madre de tres niños, que ayer hizo acto de presencia para denunciar el maltrato sistemático que dice haber sufrido en campos de cultivo del estado de Nueva York y la cultura del miedo y el silencio que ha cobijado durante varias décadas un régimen de explotación.
“He querido denunciar (esto) porque son muchas las que sufren esta realidad que permanece oculta”, dijo Díaz, quien hace seis años llegó a Estados Unidos tras una agónica travesía por el desierto y que ha sobrevivido a un largo calvario de maltratos domésticos, explotación laboral y persecución policial.
“No tengo vergüenza, ni quiero ocultar todo lo que me ha ocurrido. Prefiero que todo salga a la luz... para que así dejen de sufrir muchas mujeres que hoy callan violaciones, maltrato, explotación y amenazas”, dijo.
La realidad de estas mujeres inmigrantes, que viven y trabajan en las sombras, ha sido presentada por los autores del estudio como “una crisis en el terreno de los derechos civiles”, pero también como un “producto del vacío legal y de un sistema migratorio que está roto”.
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